jueves, 7 de abril de 2011

El día de las tartas

¿Es posible elaborar tartas que cuenten historias? Según Jenna, la protagonista de La camarera (2007), sí. El pastel Bebé Malo, el pastel No-quiero-tener-al-bebé-de-Earl o la tarta Enamorarse son algunas de sus exquisitas creaciones. Cada postre relata una historia llena de emociones, que se transmiten desde las manos que manipulan los ingredientes hasta las papilas gustativas de quienes disfrutan el resultado final. La idea me pareció estupenda, podía ayudarme a resolver la sección dulce del libro de cocina que estoy escribiendo, así que me lié a experimentar. Realmente, para el libro me bastaba con reproducir las tartas de la película, pero decidí darle una vuelta de tuerca más para intentar obtener mi propia cosecha de tartas con historia.

Decidí llamar a mis amigos para que me ayudaran en el proceso. Cada uno traería una historia, una preocupación, alegría o anécdota de esta semana, y trataríamos entre todos de hacerlo comestible. Para esa tarde hice acopio de chocolates distintos, cacao, galletas, mermeladas de todo tipo, vainilla, canela, harina, huevos, leche, fresas, cerezas, plátanos, azúcar, frutos secos, quesos, jamón y no sé cuántas cosas más. Un espectacular festival dio la bienvenida a mis cinco mejores amigos sobre la gran mesa de madera que preside mi cocina. Preparé café-bombón para todos, y poco a poco, fuimos poniendo en común todas esas vivencias de la semana. La masa básica para los pasteles ya estaba preparada y los recipientes forrados con ella. Sólo hacía falta empezar a transformar las palabras, risas, lágrimas, inquietudes y gestos en ingredientes que dieran lugar a una mezcla digna de ser horneada y saboreada. Y esto fue lo que pasó…

1. Pastel NO-PUEDO-DEJAR-DE-HACER-EL-AMOR. Coco está completamente enamorada, al cien por cien, viviendo ese estado de psicosis de los primeros meses con alguien. Resulta que ese alguien es el Spiderman al que conocimos en nuestra mítica noche de carnaval en aquel pueblo con nombre de hortaliza*, por cierto. El caso es que, con los mofletes sonrosados y sin dejar de picotear almendras y perlitas de chocolate –un clásico after sex-, Coco contaba lo feliz que era y lo intensamente que estaba disfrutando del sexo, el mejor de toda su vida, hasta el punto de que no podía pensar más que en hacer el amor con Spiderman. A todas horas.

Mezclamos una ingente cantidad de fresas trituradas con mermelada de fruta de la pasión, canela, clavo y un chorrito de cava. Flambeamos. Rellenamos la masa y decoramos con virutas de chocolate con leche.

2. Pastel ME-CASO-CON-ZAPATOS-NUEVOS. Lelaina va a casarse dentro de un par de meses. Todo está ya listo para el gran día, pero aún no había encontrado los zapatos para su vestido de novia. Su problema es que no sabe andar con tacón, y la horrible dictadura de la moda de los últimos años se lo ha estado poniendo difícil… hasta que esta semana, por fin, encontró en una pequeña tienda escondida en una calle olvidada de un barrio invisible de la ciudad esos zapatos perfectos que necesitaba. Tacón bajito y ancho, color beige nacarado, con un pespunte ribeteado en tono bronce, precio inferior a cien euros. Ahí estaban, hasta los había traído para enseñárnoslos, y no cabía de la emoción tras haberse incluso planteado la posibilidad de que le prestaran unos zapatos para su propia boda.

Derretimos el chocolate blanco, añadimos leche condensada y espolvoreamos canela. Vertemos sobre la masa y pintamos líneas con caramelo recién fundido.

3. Pastel QUIERO-MATAR-A-MI-JEFE.  Clásica historia laboral que hemos vivido todos en algún momento, incluso cada día, pero que actualmente estaba consumiendo a mi amigo Kit, harto de ser siempre el foco de todas las broncas y malas caras de su jefe pese a su paciencia y buen humor. Esta misma semana, sin ir más lejos, el señor Intocable le había dado la vuelta completamente al proyecto de diseño en el que trabajaba desde hacía meses y que acababa de terminar. Vamos, que tenía que empezar desde el principio. Su paciencia también tiene límites, claro.

Fundimos el queso azul con leche, añadimos huevo, y vino blanco. En una sartén, tostamos las nueces y las rociamos generosamente con brandy. Flambeamos y añadimos a la mezcla antes de verter sobre el recipiente e introducir en el horno.

4. Pastel DESPUÉS-DEL-EXAMEN. Todo es incertidumbre y angustia estos días en la vida de Mikel, tras haber realizado el MIR, el examen de los médicos. Apenas le habíamos visto el pelo en el último año, mientras lo preparaba, y una vez pasado, resulta que está casi peor que antes esperando ese resultado que decidirá prácticamente toda su carrera. No duerme bien, y nos dijo que los momentos de relativa calma se van solapando con los de ansiedad e inquietud a modo de montaña rusa.

Partimos grandes trozos de chocolate amargo, alternamos con otros de chocolate blanco, añadimos arándanos y cubrimos de toffee. Al horno. 

5. Pastel QUÉ-HAGO-CON-MI-VIDA. ¡Otro clásico de nuestra generación! La multitud de opciones que tenemos a veces nos suponen un problema, en lugar del auténtico valor de nuestro tiempo, y no es raro terminar liado y paralizado, porque nos negamos a elegir. En éstas tenemos a Lilo, que debe decidir entre continuar con un trabajo que le resta tiempo para pintar, dejar la pintura definitivamente o coger la mochila para recorrer mundo, inspirarse y prorrogar esa elección.

Pelamos distintas frutas y las partimos en trozos pequeños: fresas, plátano, kiwi, mango, manzana y pera. Preparamos una crema de vainilla, empapamos en ella la fruta y vertemos sobre la base del pastel. Machacamos las galletas hasta convertirlas en migajas y cubrimos el relleno formando una costra que se endurecerá al hornear. Decorar con perlitas de chocolate blanco y negro.

Me escaqueé de contar mi historia, pero cuando mis amigos se fueron, más contentos que unas castañuelas tras saborear tantas cosas ricas y con sus tartas bajo el brazo, me puse con mi propio pastel. Derretí enormes trozos de chocolate amargo, le añadí moras y frambuesas previamente chafadas y unos pétalos de rosa. Reduje a polvo algunos granos de pimienta negra y rosa y lo espolvoreé sobre la mezcla. Cuando terminó de cocerse y pude probarla, el resultado estuvo a la altura. Sí, definitivamente así es como debería sentirse bajo el paladar el retorno de algo perdido y anhelado.



* Ver El día del baile de máscaras

1 comentario:

  1. ¿El retorno de algo perdido y anhelado?????? ¡esa historia la tienes que contar!!
    me encanta la idea, tienes que repetir la tarde de problemas y de tartas!! incluso pienso que podría ser un buen negocio...

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